martes, 20 de septiembre de 2011


Le miré. Sus ojos marrones me devolvieron la mirada, una mirada impregnada en culpa. Le sonreí, una sonrisa que acompañaba a dejar atrás el pasado para hacerle sentir que todo iba bien. Me abrazó por detrás y aprovechando que no miraba solté aire flaqueando durante unos segundos en los que mis lágrimas resbalaron por mis mejillas. El tiempo se detuvo, no de la misma manera en la que lo hace cuando das un beso y el corazón se expande sintiéndote enorme, sino como cuando el corazón se oprime y te ves como una hormiga en un mundo de gigantes. Las horas, minutos, segundos… dolían; por suerte no fue eterno. Volví a tomar aire y me sequé las lágrimas. Hice un ademán de moverme y él me apretó más fuerte. “No quiero moverme, eso significa tener que soltarte me susurró. Me giré y le bese. El tiempo volvió a pararse, esta vez sí, como cuando crees que te han inyectado felicidad en vena y sientes que de un momento a otro te saldrán alas y podrás echar a volar. Ese momento si fue eterno.

lunes, 19 de septiembre de 2011


Aunque me canse y vengan miles de días grises o mis palabras quieran rendirse ante la lluvia en el cristal...

jueves, 15 de septiembre de 2011

El amor es un cuento que inventaron para dormir.... yo ya no duermo...